Todo estaba oscuro. Las luces de la mañana tardaban en llegar mientras yo, libreta en mano, esperaba que Luis se fuera a trabajar.
Tenía la misión de vigilarlo desde hace tres días y por esas horas, con el sopor de la noche dándome pequeñas bofetadas a cada minuto, decidí salir del arbusto detrás del cual estaba agazapado y me senté en la vereda a fumar un cigarrillo.
La primera pitada fue sensacional, pero la segunda, con las ansias de tabaco aminoradas, era sublime.
Cerré los ojos, me estiré hacia atrás apoyando las manos en los mosaicos, y comencé sacar el humo por mi nariz.
El éxtasis transcurría cuando escuché una voz familiar.
-Pablito, ¿sos vos? No andarás de nuevo con eso de las investigaciones, ¿no? Ya te dije que la hermana del chino no anda conmigo. Dale Pablo, dejate de joder y andá a dormir...
miércoles, 9 de abril de 2008
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2 comentarios:
.. la curiosidad como impulso q nos mueve a mirar.. esta bueno el relato.. saludos de la ley jejejje.. besos
volviste!!
bien por vos!
en realidad no escribo nada por que tengo paj* es la mas pura verdad!!!
larga vida al cutipasteo!!
che che
te dejo saludos!
titila la ventanita de chat de mi amada!!
chauuuuuuuuuu!!!
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