viernes, 28 de septiembre de 2007

Una bomba ilógica


Sus shows colmaron de risas el Cine Teatro Catamarca. Sus bromas fueron festejadas por miles de personas en la Fiesta del Poncho. Compartió escenario con músicos de la talla del Chaqueño Palavecino o el Dúo Coplanacu. Podemos escucharlo en Radio Ancasti o cruzarlo a la vuelta de cualquier esquina en nuestra ciudad llevando consigo su simple, lúcido, autóctono humor.
Este trabajador de las carcajadas, por pocos conocido como Oscar Armando Contrera, por muchos simplemente como "el Bomba", días atrás estuvo en Córdoba con el propósito de analizar varias propuestas laborales.
Más allá de que actualmente se estén desarrollando -en óptimas condiciones- las tratativas necesarias para "hacer temporada" en un importante teatro de la exitosísima Villa Carlos Paz, muchas de las proposiciones recibidas ya fueron aceptadas, como el caso de la fiesta privada que en octubre animará en Calchín, en el interior cordobés, o en el Festival de Las Varillas, otra localidad de la mediterránea provincia, donde actuará en noviembre. Estos eventos sonarán un tanto pequeños si los comparamos con el histórico Festival de Doma y Folklore de Jesús María, donde "el Bomba" brindará lo mejor de su repertorio el 11 de enero próximo.
Eso por hacer un recuento de lo que se avecina en Córdoba, porque la agenda del explosivo humorista no finaliza allí: tiene previstas tres funciones en Caleta Olivia para el mes de octubre, y también está preparándose para viajar, en Julio de 2008, a la lejana Italia, como invitado especial del proyecto cultural ISEF World, coordinado por César Cruz.
Con este panorama es muy probable que hayan sido colmados los anhelos laborales para una persona a la que "desde chico ya no le gustaba trabajar", como lo asegura su biografía personal. Sin embargo lo sobrelleva muy bien, porque a lo largo del año supo mostrar sus variados chascarrillos en decenas de espectáculos.
Además, hablando sobre su última presentación en nuestra Fiesta del Poncho, "el Bomba" se mostró contento cuando recordó que "esa noche se me acercaron los jóvenes a felicitarme, algo que normalmente no pasa"; reconocimiento que lo llenó de orgullo y ganas de continuar haciendo lo que más disfruta.
Signo claro, también, de la vigencia y el enriquecimiento de su espectáculo, que en esa noche dentro del novísimo Predio Ferial fue aclamado por miles de palmas y voces llenas de alegría.
En todo esto, no obstante, hay algo que no cuadra, que no está bien.
Las bombas, normalmente, caen. "El Bomba", al contrario, se va para arriba.


Patxi Uribe

viernes, 21 de septiembre de 2007

Por cumplir lejos del pago





Motivada por su reciente cumpleaños, esta “Changada” versará sobre un catamarqueño de ley, Facundo Barros, quien el último 15 de septiembre cumplió nada menos que 22 años.
Los años no vienen solos, reza el dicho popular, y “Facu” los recibió en compañía de muchos de sus amigos en el departamento donde vive, ubicado una de las zonas más transcurridas de Nueva Córdoba, como es la esquina de Buenos Aires y Rondeau.
Amante de Las Agüitas, paraje provinciano a medio camino entre El Rodeo y Las Juntas, llegó a Córdoba para estudiar Derecho, y actualmente cursa el tercer año de esa tradicional carrera. Además de verlo por las aulas, no es raro encontrar a este incipiente político enfrascado en alguna discusión tratando de imponer su posición cada vez que lo considera necesario. ¿Habrá heredado, acaso, los genes Barros de Daniel, su padre; o de doña Edelweis, aquella brava maestra y recordada funcionaria en el área de Educación que fuera su abuela? Muchas dudas no hay.
No todo es estudio, sin embargo, para un chango que sabe aprovechar el tiempo libre. Es así como lo podemos ver jugando al fútbol con su equipo, San Fernando, o tomando unos tragos con uno de sus más cercanos “cumpas”, Marcelo Aguirre.
Un capítulo aparte en esta historia merecería la gran cantidad de anécdotas relacionadas a “conquistas femeninas” que Barros cuenta en su haber, pero evocar en este espacio relatos de esa índole sería un tanto imprudente. Quedará para otra ocasión.
De carácter fuerte, con sinceridad inquebrantable pero con una dosis algo exagerada de amor propio, Facundo es uno de los tantos jóvenes que hacen valer su identidad, tanto en la manera de expresarse como en su vestimenta, y representa con singular hidalguía el ser catamarqueño, muchas veces atenuado en lugares públicos por varios de nuestros coprovincianos.
Aquella noche del sábado 14, que se extendió hasta las primeras horas del 15 para recibir un nuevo cumpleaños, no habrá estado rodeado por el frondoso paisaje de su querida Las Agüitas ni acompañado por Gladys o Daniel, sus padres, pero en compañía de las amistades y de los rasguidos interminables de la guitarra de Emanuel Soberón, Facundo arribó a los 22 años como todo buen catamarqueño.


Patxi Uribe

viernes, 14 de septiembre de 2007

Relato de una guitarra privilegiada


El Teatro del Libertador, ubicado en la populosa avenida Vélez Sarsfield de Córdoba, es un ícono de la cultura, y, sobre todo, de la música del país en sus versiones más cuidadas y estudiadas. Esta histórica construcción, que cobijó a centenares de músicos de primera línea, entre los que podemos citar a Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez o Jairo, en esta ocasión abrió sus puertas a un virtuoso músico de nuestros pagos, Jorge Reales.
Jorge o “chuscha”, como lo llaman sus amigos, además de ser estudiante de música, es guitarrista y compositor, y a sus cortos 20 años de edad ya formó parte de diversas agrupaciones de rock, jazz, clásico, tango y folclore, en calidad de guitarrista eléctrico y acústico.
Mucho se podría decir de sus estudios o de su “currículum” musical, pero esta vez nos convocó el espectáculo que, dentro del ciclo “Escuelas de Música”, brindó aquella tarde-noche cordobesa.
Ya al entrar a la pequeña sala Luis de Tejeda, donde se desarrolla el ciclo, un ambiente casi hipnótico recibía al público, con una oscuridad sólo matizada por tenues luces azules, bien al fondo del escenario, y otra, clara y más intensa, iluminando a quien se disponía acariciar su instrumento.
Los temas fueron variados, sin un género fijo, pero en su totalidad, los aires de chacarera, canciones, zambas un tanto “jazzeras”, o el preludio de Bach con que se cerró la sesión, fueron interpretados con una gracia tal, que nos enorgulleció saber que este chango, que se asoma como un músico de primer orden, supo dar sus primeros rasguidos en guitarreadas catamarqueñas.
Con breves pausas en cada tema, en las que incluso soltó un afectuoso saludo para los pocos coterráneos que nos encontrábamos allí, la velada avanzó agradable, flotando junto al sonido de esas seis cuerdas que fueron hábilmente perturbadas para brindar armónicos paseos sonoros.
Ciertos fragmentos tenían el conocido efecto de erizar la piel, sobre todo aquellos de la canción “El lugar”, inspirado en nuestra añorada Catamarca; o “María”, con especial dedicatoria para una señorita muy allegada a Jorge, también presente aquella vez.
La sutil belleza de las interpretaciones regocijó los oídos de los presentes a lo largo de todo el espectáculo, que finalizó entre agradecidos aplausos y pedidos de más canciones. “Espero que hayan disfrutado”, fueron las últimas palabras de este talentoso catamarqueño antes de bajar del escenario.
Por nuestra parte, que se quede tranquilo, porque no solo disfrutamos de su brillante espectáculo, sino que, además, como catamarqueños, nos hizo sentir verdaderamente orgullosos. ¡¡¡Fuerte ese aplauso!!!


Patxi Uribe

jueves, 6 de septiembre de 2007

Monjas, zombies y duendes en un bebedero

Un nutrido número de seres mitológicos, fantásticos y algunos un tanto bizarros, pudieron verse durante la madrugada del sábado 26 del pasado mes, entre el humo y el estruendo de los parlantes de “Bebedero’s”.
Este inusual grupo se reunió en el citado pub cordobés para celebrar el cumpleaños de Lucas Nieto y Leandro Filipín, quienes decidieron conmemorar sus natalicios -que fueron unos días antes del festejo- con una fiesta de disfraces en la que la inventiva y el ingenio de la changada catamarqueña se pudo palpar en alas de ángeles negros o en la capa de una mujer maravilla con unas cuantas copas de más.
Entre los curiosos personajes que se destacaron aquella noche, sería un desperdicio no citar al “cura” Ignacio Mana, con un atuendo que nos recordaba al angelical Padre Amaro, interpretado tiempo atrás por Gael García Bernal. Igual mención amerita el “afrancesado locomía” representado por Agustín Mana. Tampoco podría olvidar al “duende Laureano”, o al “rockero” bicho Vera, con su intimidante collar de púas haciendo juego con una campera de cuero negra como la del recordado Terminator.
Las muchachas no se quedaron atrás con los atuendos, por lo que pudimos observar a una alegrísima “princesa” Adén, quien mostró sus nobles bellezas junto al magistrado del siglo XVII que encarnó Lucas, uno de los cumpleañeros. Además, una astuta gitana estaba personificada por Antonella Corpacci, fue acompañada por un gaucho de los guapos.
El clima de efervescencia se extendió a lo largo de toda la madrugada, y quienes pudieron disfrutar de aquel festival de atuendos carnavalescos lo recordarán, cuando despierten de un largo y reparador sueño, como una fiesta de las grandes.
Luego de haber cumplido una breve tarea fotográfica, amenizada con tragos y saludos brindados por este ecléctico grupo de criaturas, me despedí del “zombie” Cerda, quien insistía en que me quede.
Pero partí. Tuve miedo de que surja, desde lo más profundo de su ser, hambre de carne periodística.

Patxi Uribe