viernes, 30 de noviembre de 2007

Reductos catuchos I: La Divina


El artículo que ahora leen dará inicio a una serie de mini-secciones, por expresarlo de alguna manera, que esporádicamente se publicarán en esta columna. En ellas el tema a tratar serán -como dice el título- los “reductos catuchos”, lugares de Córdoba que son concurridos con gran asiduidad por “changos” y “chinitas” catamarqueños.
Para iniciar este recorrido se podría dar un pantallazo de las cifras de alumnos en facultades como las de Derecho o Ciencias Médicas, donde el número de comprovincianos es altísimo.
Preferimos, en cambio, dar cuenta de lugares como “La Divina”, un pub ubicado en la calle San Lorenzo entre Paraná y Obispo Salguero, en el que de a ratos surge la duda de saber si seguimos en Córdoba o nos trasladamos, mágica e imperceptiblemente, a Catamarca.
Ocurre lo siguiente: al entrar en “La Divina”, podemos ver a grupos de catamarqueños de las más variadas generaciones. Desde chicas y chicos que se encuentran dando sus primeros pasos en las universidades cordobesas, hasta ciertos estudiantes “crónicos” que ya conocen de memoria las “rutas nocturnas” de la ciudad mediterránea y sus alrededores.
Suele ser tan grande la cantidad de “catuchos” que llegan a ese “divino” lugar, que por momentos podemos sentirnos dentro de “La Pachanga” rodeína, o bailando al ritmo de los parlantes de “Soul”. Incluso hay ciertos nostálgicos que rememoran las noches de “Punto X” o del aún cercano “El Molino”.
Recibidas, cumpleaños y demás fechas son algunas de las razones por las que muchos de nuestros jóvenes concurren a “La Divina” semana tras semana.
En esta ocasión la llegada de un nuevo mecánico motivó nuestra presencia en el lugar.
Se trata de Maximiliano Portero, mucho más conocido como “Nuni”; pero como es probable que piensen, no lo encontraremos trabajando en alguna gomería, sino en aquellos consultorios dentales donde necesiten los servicios de un mecánico dental. Esa es la carrera que Maximiliano terminó el jueves pasado luego de un gran esfuerzo.
El logro no fue mínimo, y fue por eso que decidió festejarlo junto a la changada que siempre lo acompaña.
Como de costumbre, el lugar elegido fue “La Divina”, uno de nuestros tantos “reductos catuchos”.


Patxi Uribe

viernes, 23 de noviembre de 2007

Un "artista" del tiempo


Ciertas personas suelen renegar, en su constante rutina diaria, de la falta de tiempo. Augusto Herrera, por el contrario, sabe aprovechar las 2 docenas horarias que cada día nos provee. Pronto verán porque.
Es que Augusto, de 27 años, es Ingeniero Electrónico y solo le resta una materia para terminar de cursar la carrera de Ingeniería en Computación. Todo un logro académico que, sin embargo, no finaliza allí. Pero dejemos que él nos cuente: “Estoy becado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación (Secyt) en un tipo de becas de maestría y doctorado de dedicación exclusiva”, comienza resumiendo uno de sus tantos proyectos. “También estoy en el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE por sus siglas en inglés), que es una institución nacida en Estados Unidos pero que hoy está en todo el mundo”. En ella, luego de pasar por varios escalafones internos, Augusto actualmente se desempeña como Coordinador de Actividades Estudiantiles (SAC por sus siglas en inglés). “Como SAC tengo que organizar charlas, dar conferencias y reuniones para contar nuestras experiencias y difundir las actividades del IEEE. Durante el año tengo que hacer alrededor de 10 charlas en universidades del país que tengan ramas del instituto, e incluso en el exterior”, comentó con entusiasmo. “Por ejemplo hace dos semanas fui a Chile y tuve contacto con distintas ramas de Latinoamérica, donde pude ver como trabajan las diversas ramas del instituto en el continente. Cuando organizo actividades acá (en el país) relato esas experiencias y de esa forma las ramas de Argentina se capacitan, porque justamente el cargo que me dieron es para que viaje y capacite a los chicos de nuestro país”.
Pero lo expuesto hasta ahora no agota por completo su abanico de actividades, ya que Augusto además trabaja en una empresa cordobesa de electrónica, y recientemente comenzó a desempeñarse como profesor en la cátedra de Práctica Profesional Supervisada de la carrera de Ingeniería en Electrónica. Allí, explicó, “hay una lista de espera de alumnos que buscan entrar en alguna empresa y nosotros los vinculamos llamando a las empresas y ofreciendo a los alumnos que están en espera”.
Luego de haber hecho este breve racconto, tal vez surja la pregunta ¿cómo lo hace, cómo tiene tiempo?
“El tiempo es todo un tema” nos dice Augusto, “pero hay que saber administrarlo. Siempre digo que hay que tener tiempo para ir a jugar al fútbol, para estar con los chicos, para salir; ese es un cable a tierra que te permite rendir durante la semana. El tiempo rinde si lo sabés manejar, sino, siempre te va a faltar”.
Augusto, sin embargo, no reniega de este ritmo de vida para muchos acelerado. Eso se puede apreciar en su última frase: “Cuando a vos te gusta algo, la satisfacción es doble”.

Patxi Uribe

viernes, 16 de noviembre de 2007

"Agroasado", un asado "grosso"


Ubicado en el kilómetro 7 del camino a Alta Gracia, el Campus de la Universidad Católica de Córdoba fue sede, el sábado pasado de una nueva edición del “Agroasado” organizado por los alumnos de 4to. año de las carreras de Agronomía y Veterinaria de la citada casa de altos estudios.
Hasta allí llegamos invitados por Juan Pablo Saadi, catamarqueño amante de Las Juntas, estudiante de veterinaria y uno de los principales mentores de la edición 2007 de este evento que se repite con éxito año tras año.
“Lindo día para hacer un asado” es la frase que solemos utilizar los argentinos cuando buscamos excusas para tirar unas “tiras” de carne a la parrilla. Aquel día el latiguillo habría venido a la perfección, ya que cerca de las once de la mañana -cuando comenzaron a distribuirse metódicamente bandejas con salame, queso y pan-, el sol brillaba con todo su esplendor en un cielo sin nubes a la vista. Una suave brisa completaba el contexto.
Las más de doscientas personas que allí se congregaron estaban distendidas, mientras a unos metros ardía una impresionante cantidad de brasas. El humo y el inconfundible olor a carne cociéndose fueron el presagio de un asado de primera, que no se hizo esperar. Pasado el mediodía se inició el almuerzo: Chorizo, morcilla, costilla, matambre y vacío fue el orden de los cortes que llegaron; ensalada de tomate y lechuga para acompañar; jarras de vino y fernet con coca para regar esas gargantas que pronto estarían sedientas.
La siesta avanzaba y junto a ella se avecinaba un importante número de nubes que no tardaría en estar sobre nosotros. A las tres de la tarde una lluvia poco anhelada comenzó a caer. Hubo que apurar los últimos bocados y buscar un resguardo del aguacero, que de a poco iba intensificando su caída.
Su persistencia, sin embargo, no sería mucha, y mientras todos estábamos planeando el regreso las gotas comenzaron a menguar. Fue así que, con renovadas energías, la gente volvió al aire libre, donde continuó la fiesta, ahora acompañada con la música de “Los Nogales”, un grupo de folclore cordobés.
Una vez cerrado el espectáculo folclórico, cuartetos, cumbias y demás canciones de ese talante continuaron amenizando la tarde, que a esas alturas tenía todas las características de una gran bailanta que se extendió hasta luego de las seis de la tarde.
En ese momento los catamarqueños que acompañaron a este cronista -quienes prefirieron resguardar su identidad- decidieron que era hora de partir. Luego de tremendo jolgorio, no hubo más remedio que acceder.
Gracias a “Juampi” varios “catuchos” nos pusimos al día: estuvo “grosso” el “agroasado”.


Patxi Uribe

viernes, 9 de noviembre de 2007

Pasión a la catamarqueña




El cuarteto de mujeres que motivaron la redacción de esta “Changada” más que bailar al ritmo de la música popular cordobesa, mueven sus cuerpos al son del chachachá, el merengue, la salsa y demás ritmos caribeños.
Hablamos de “Coni” y Leticia De la Cueva, y Agustina y Luciana Crook, quienes desde hace más de un año asisten todas las semanas a la academia “Ajiaco Dance Latin Group”, ubicada en el subsuelo de un gimnasio de la avenida Poeta Lugones, a pocas cuadras de Plaza España.
En ese lugar, al que a diario asisten más de setenta personas para aprender diversos tipos de bailes como mambo, rock, tango o folclore, estas cuatro chicas fueron desarrollando no sólo pasión por las danzas que practican, sino también gran destreza en sus movimientos. Por esto fueron convocadas para actuar en el espectáculo de danza y teatro que la nombrada academia desplegará en el pomposo Hotel de La Cañada, el próximo 15 de diciembre.
Acerca del evento, Agustina contó: “Tiene dos partes. En la primera se muestra lo que hace cada grupo durante el año. Ahí bailan los chicos del grupo inicial y el intermedio. La segunda es la parte de teatro y danza; para ese segmento nos llamaron a nosotras junto con otras chicas, porque no bailan todos ahí”.
En este show las ejecuciones no se quedarán sólo en el plano estético, sino que además conllevarán cierto contenido social. Sobre este aspecto, “Coni” precisó que “todas tienen una trama. En el caso del baile contemporáneo, por ejemplo, se intenta mostrar la reivindicación femenina, y en otro se busca dar un mensaje acerca de la alfabetización”.
Retomando la relación de estas cuatro catamarqueñas con el baile, nos preguntamos acerca de los motivos que las llevaron a elegir esta actividad. Las voces se confunden en el grabador, se entrecruzan por el entusiasmo para responder. “Nos enganchamos, nos gustó, nos parece divertido, nos distiende”, se escucha. “Encontramos buena onda, estamos entretenidas, nos olvidamos un poco de todo el trajín diario. Realmente encontramos en la danza una pasión”. Otra voz se percibe clara entre la bruma sonora: “El baile es algo que te llena, te ayuda a desenchufarte de todo. Te olvidás completamente de tus problemas”.
Ese cariño por el baile, por ese poner en movimiento al cuerpo de manera armónica para seguir los sonidos de una sentida bachata o de un alegre merengue, se expresa en sus caras al hablar. Mucho más fervor se puede apreciar cuando están “en acción”, mientras bailan junto a un compañero o mirando fijamente el espejo del salón donde ensayan.
Es allí donde se despliega todo ese sentir, toda esa pasión a la catamarqueña.

Patxi Uribe

viernes, 2 de noviembre de 2007

Voget crece en el golf


A pocos días de haber cerrado una semana colmada de victorias, Guillermo Voget, golfista aficionado que reparte sus golpes por canchas cordobesas, compartió con nosotros parte de sus vivencias.
Ocurre que entre el jueves y el sábado pasado “Willy” se coronó campeón en dos importantes torneos como lo son el organizado por el Club Potrerillo de Larreta, disputado en Alta Gracia, y el Campeonato Anual Fourball 2007, que se llevó a cabo en el Golf Club de Villa Allende.
Aparte de haberse alzado con ambos campeonatos, algo a destacar es que Voget, de 25 años, venció en la definición de la competencia de Potrerillo de Larreta, a Brian Berta, un experimentado jugador. “Cuando jugás con uno bueno es como que te contagiás, tratás de pegarle igual o mejor que él”, comentó. “Eso me pasó con Berta, que me lo habían pintado como que era grosísimo porque estuvo en Estados Unidos haciendo las clasificaciones para entrar al PGA. A mí me temblaban las piernas porque nunca lo había visto jugar, pero bueno, empecé muy bien y al «guaso» le pasó lo que supuestamente me iba a pasar a mí, porque cuando terminé se acercó y me dijo que no esperaba tener un match tan difícil, y eso que es un tipo grande, de 42 años”.
En el camino a esos logros hubo esfuerzo de por medio. Hoy por hoy, el golf pasó de ser un neto divertimento. “No es jugar por jugar. Trato de tirar con algún objetivo, por ejemplo me digo «la semana pasada estuve jugando mal tal golpe». Entonces practico donde veo que estoy flojo. Esa es la constancia que tengo ahora”.
Esta perseverancia se entiende si pensamos en los objetivos “golfísticos” que este destacado comprovinciano tiene en mente: “Me gustaría ser profesional; es mi meta. Cuando voy a jugar no pierdo el tiempo, trato de aprovecharlo al máximo”.
Incluso fuera del campo “Willy” sigue relacionado con este deporte. Desde hace varios meses está en pareja con Dolores Romero, hija del Eduardo Romero, ni más ni menos. “A ella la conocí por un amigo”, relató sobre el inicio de la relación, aunque aclaró que “ella como que está harta del golf”. Sin embargo resulta indudable la influencia positiva que un suegro como el de Guillermo puede tener en su vida deportiva. “Tener al «Gato» al lado es fundamental. El otro día salí a jugar con él y es como que quiere enseñarte. Mejor profesor que el «Gato» no voy a conseguir. Tiene tanta experiencia que es inevitable tratar de absorberla”.
Ante esto nos preguntamos si de la mano de un grande como Romero, las presiones propias del profesionalismo al que Voget aspira podrían hacerse más llevaderas.
Sin atisbos de duda, “Willy” respondió: “Cuando llegue te cuento”.

Patxi Uribe