Ubicado en el kilómetro 7 del camino a Alta Gracia, el Campus de la Universidad Católica de Córdoba fue sede, el sábado pasado de una nueva edición del “Agroasado” organizado por los alumnos de 4to. año de las carreras de Agronomía y Veterinaria de la citada casa de altos estudios.
Hasta allí llegamos invitados por Juan Pablo Saadi, catamarqueño amante de Las Juntas, estudiante de veterinaria y uno de los principales mentores de la edición 2007 de este evento que se repite con éxito año tras año.
“Lindo día para hacer un asado” es la frase que solemos utilizar los argentinos cuando buscamos excusas para tirar unas “tiras” de carne a la parrilla. Aquel día el latiguillo habría venido a la perfección, ya que cerca de las once de la mañana -cuando comenzaron a distribuirse metódicamente bandejas con salame, queso y pan-, el sol brillaba con todo su esplendor en un cielo sin nubes a la vista. Una suave brisa completaba el contexto.
Las más de doscientas personas que allí se congregaron estaban distendidas, mientras a unos metros ardía una impresionante cantidad de brasas. El humo y el inconfundible olor a carne cociéndose fueron el presagio de un asado de primera, que no se hizo esperar. Pasado el mediodía se inició el almuerzo: Chorizo, morcilla, costilla, matambre y vacío fue el orden de los cortes que llegaron; ensalada de tomate y lechuga para acompañar; jarras de vino y fernet con coca para regar esas gargantas que pronto estarían sedientas.
La siesta avanzaba y junto a ella se avecinaba un importante número de nubes que no tardaría en estar sobre nosotros. A las tres de la tarde una lluvia poco anhelada comenzó a caer. Hubo que apurar los últimos bocados y buscar un resguardo del aguacero, que de a poco iba intensificando su caída.
Su persistencia, sin embargo, no sería mucha, y mientras todos estábamos planeando el regreso las gotas comenzaron a menguar. Fue así que, con renovadas energías, la gente volvió al aire libre, donde continuó la fiesta, ahora acompañada con la música de “Los Nogales”, un grupo de folclore cordobés.
Una vez cerrado el espectáculo folclórico, cuartetos, cumbias y demás canciones de ese talante continuaron amenizando la tarde, que a esas alturas tenía todas las características de una gran bailanta que se extendió hasta luego de las seis de la tarde.
En ese momento los catamarqueños que acompañaron a este cronista -quienes prefirieron resguardar su identidad- decidieron que era hora de partir. Luego de tremendo jolgorio, no hubo más remedio que acceder.
Gracias a “Juampi” varios “catuchos” nos pusimos al día: estuvo “grosso” el “agroasado”.
Patxi Uribe
Hasta allí llegamos invitados por Juan Pablo Saadi, catamarqueño amante de Las Juntas, estudiante de veterinaria y uno de los principales mentores de la edición 2007 de este evento que se repite con éxito año tras año.
“Lindo día para hacer un asado” es la frase que solemos utilizar los argentinos cuando buscamos excusas para tirar unas “tiras” de carne a la parrilla. Aquel día el latiguillo habría venido a la perfección, ya que cerca de las once de la mañana -cuando comenzaron a distribuirse metódicamente bandejas con salame, queso y pan-, el sol brillaba con todo su esplendor en un cielo sin nubes a la vista. Una suave brisa completaba el contexto.
Las más de doscientas personas que allí se congregaron estaban distendidas, mientras a unos metros ardía una impresionante cantidad de brasas. El humo y el inconfundible olor a carne cociéndose fueron el presagio de un asado de primera, que no se hizo esperar. Pasado el mediodía se inició el almuerzo: Chorizo, morcilla, costilla, matambre y vacío fue el orden de los cortes que llegaron; ensalada de tomate y lechuga para acompañar; jarras de vino y fernet con coca para regar esas gargantas que pronto estarían sedientas.
La siesta avanzaba y junto a ella se avecinaba un importante número de nubes que no tardaría en estar sobre nosotros. A las tres de la tarde una lluvia poco anhelada comenzó a caer. Hubo que apurar los últimos bocados y buscar un resguardo del aguacero, que de a poco iba intensificando su caída.
Su persistencia, sin embargo, no sería mucha, y mientras todos estábamos planeando el regreso las gotas comenzaron a menguar. Fue así que, con renovadas energías, la gente volvió al aire libre, donde continuó la fiesta, ahora acompañada con la música de “Los Nogales”, un grupo de folclore cordobés.
Una vez cerrado el espectáculo folclórico, cuartetos, cumbias y demás canciones de ese talante continuaron amenizando la tarde, que a esas alturas tenía todas las características de una gran bailanta que se extendió hasta luego de las seis de la tarde.
En ese momento los catamarqueños que acompañaron a este cronista -quienes prefirieron resguardar su identidad- decidieron que era hora de partir. Luego de tremendo jolgorio, no hubo más remedio que acceder.
Gracias a “Juampi” varios “catuchos” nos pusimos al día: estuvo “grosso” el “agroasado”.
Patxi Uribe
5 comentarios:
MMMMMMM...!!!
Linda idea para traerla jejeje
A mi facu de Agronomia le hace falta algo asi...
Se deschavaron los nenes de la catolica...
Che bien por pasar!
Graciaas!
Un saludo!
agro-asado: lugar de costumbres argentinas.. je
.. me gustó!
saludos!
Estuvo muy bueno Pachi que hayas revalorizado el agroasado, con la gestion exclusiva de mi amigo Juampiro.
Pero me quedo una duda ¿Quienes fueron los que te acompañaron, y no quisieron revelar su identidad?
Este es un tema intrigante jajaj, sabiendo que se vienen muchos nombres a mi cabeza.
saludos
Emanuel
bueno emanule te vamos a develar la duda los qeu lo acompañaron fueron facundo mariano marcelo y juampi marcelo se trajo un regal de ahi la marca del toroa jajajaj por favor pachi pone la foto donde todos se tapan el ojo jajaj abrazo
cuando hay otro agroasado???
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