viernes, 17 de agosto de 2007

El orgullo del subcampeón


Para las personas seguidoras del buen fútbol -como quien escribe estas líneas-, ver la final de una liga es todo un acontecimiento. En este caso no fue la liga española ni la italiana, por nombrar alguna de las más importantes, sino que el partido al que fui invitado se disputó en el marco la Liga Jujeña de Córdoba.
Quizás ustedes se pregunten qué hacía ahí este cronista. Pues bien, acudí a ese encuentro porque uno de los dos equipos en disputa por el campeonato, El Rejunte, está conformado en su mayoría por chicos catamarqueños.
El plantel, que cuenta entre sus pilares a jugadores con pasado en clubes como La Merced, Sumalao, San Martín del Bañado o Vélez, era el defensor del título, y si bien estaba catalogado como uno de los favoritos, en la primera etapa del torneo no demostró el nivel necesario como para estar en la final.
Esto ocurrió hasta la llegada de la fase eliminatoria, cuando El Rejunte pareció despertarse de su letargo futbolístico y sacó a lucir su chapa de candidato con pinceladas de buen juego, pero sobre todo con la garra de los que sienten que derrota es el equivalente exacto de bronca.
Así fue como los muchachos pasaron octavos de final por penales luego de un duro 0-0, en el que fue vital la intervención del arquero Shunko Fernández a la hora de los disparos desde los 12 pasos. Los cuartos se resolvieron con un 1-0, ventaja mínima conseguida por el trayecto inalcanzable de un “zapatazo” de Indalecio Zavaleta, una de las últimas incorporaciones del equipo.
La semifinal llegaba, pero no era un partido más. El siguiente rival era ni más ni menos que San Fernando, otro de los grandes animadores de esta liga, y conformado en su totalidad por changos de Catamarca.
La magnitud del partido no estaba dada sólo por el hecho de que los semifinalistas sean del mismo terruño. Además de la rivalidad generada entre ambos contrincantes, se sumaba el hecho de que San Fernando también fue campeón del certamen anteriormente, y en su caso llegaba a este enfrentamiento con un excelente nivel de juego. Todo hacía pensar que sería un choque memorable.
El encuentro finalizó 1-1, con la apertura del marcador hecha por una “peinada” de Mariano Toledo para El Rejunte. La igualdad, en tanto, llegó luego de un desafortunado rebote en un tiro libre ejecutado por Matías Butrón. Sin embargo, producto de los nervios y la intensidad con que se vivió, la semifinal no fue una demostración de buen juego. Correcto sería decir que fue una batalla. Si, una batalla en la que cada jugador dejó todo en la cancha. Como prueba de esto fue el saldo de expulsados del match (2 por equipo), además de considerables lesiones de varios de los “guerreros” que aquella tarde defendieron su camiseta.
Con ese panorama se avecinaron los penales, momento en que las apuestas corrían en contra de El Rejunte a causa de la presencia de Juan Pablo Cangi, ágil guardavallas que actualmente es el dueño indiscutido del arco de Villa Dolores, quien viajó exclusivamente para este partido gracias al esfuerzo económico de la directiva de San Fernando. No obstante, su presencia no fue suficiente, y luego de varios disparos, otra vez Toledo, con el último penal, fue el encargado de cerrar la serie para desatar el festejo y pensar en la final. El clásico “catucho” quedó en manos de El Rejunte.
Era el momento del desenlace y el equipo catamarqueño debía cruzarse con Los Perales, quienes no parecían ser un rival de temer. Las apariencias engañaron a los “rejuntados”, y en un momento de distracción durante el segundo tiempo el rival supo efectivizar una de sus pocas llegadas y convirtió el único tanto del partido. A partir de ese momento los catamarqueños dieron todo de sí para lograr el empate, poniendo contra su arco a los duros rivales, quienes no dejaron flancos libres como para lograr un ataque que finalice en gol.
Así, empujando desordenadamente y aguantando los contragolpes que sufren los equipos cuando arriesgan demasiado, se extinguieron los 90 minutos.
Los Perales se coronó campeón de la Liga Jujeña, pero los changos catamarqueños de El Rejunte se fueron de este torneo con la frente bien alta, tranquilos de haber dejado el alma en cada minuto de juego.
Con esa tranquilidad, y orgullosos en la derrota, se dispusieron a realizar un asado de características inolvidables, del que acabo de llegar con muchas ganas de escribir estas palabras.
¡Hasta el viernes que viene!


Patxi Uribe

7 comentarios:

tomi dijo...

era cantado el resultado los de san fernando son muy pecho frios hablan y hablan nada mas... mucho nombre pero los pingos se ven en la cancha ay turuloewidfhweiufh tomi

tin dijo...

bueno pachi buena idea la del blogg y felicidades por el partido...
un abrazo nos vemos
agustin

neeCo· dijo...

Che, nadie te puede dejar comentarios a menos que tenga cuenta en Google. Yo que vos cambiaría eso.

Reviví mi blog, es neeco.wordpress.com, pegale una ojeada.

Saludos!

Wilhelm Kamzs dijo...

Urbin se que gozaste de mis letras, te divertiste como un niño con sus juguetes preferidos, sentiste el desafió y a la vez el miedo de mi presencia, de mi ojo. Todavía puedo escuchar tu risa inocente urdibe, puedo verte sentado frente a mi estela que dejo cada frase, moviendo esos ojos sorprendidos que sintieron el orgullo de ser leído y observado Urbi. Conozco tus días urbei, ojo. Soy tu ojo.

Lea86 dijo...

Pachi, excelente lo tuyo. Muy buena idea, fresca, con aires innovadores. Realmente es un honor tenerte como colega. Un saludo para la comunidad catamarqueña en Córdoba y felicitaciones¡¡¡. Mr Vinyals

Lea86 dijo...

La verdad, mi amigo Bioy Casares es un poroto, Cervantes se queda corto. Yo,por lo pronto me voy a terminar unos escritos y espero que Kodama no me cague la herncia. Soy Borges desde ultratumba.

Wilhelm Kamzs dijo...

Borges ¿desde donde? apenas sos un niño que apredio a leer y escribir.
Ni en 10 vidas, podes intentarlo lo mismo. Es tu vida al fin. Gran perdida de tiempo, aunque seria una buena perdida de tiempo.