viernes, 14 de septiembre de 2007

Relato de una guitarra privilegiada


El Teatro del Libertador, ubicado en la populosa avenida Vélez Sarsfield de Córdoba, es un ícono de la cultura, y, sobre todo, de la música del país en sus versiones más cuidadas y estudiadas. Esta histórica construcción, que cobijó a centenares de músicos de primera línea, entre los que podemos citar a Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez o Jairo, en esta ocasión abrió sus puertas a un virtuoso músico de nuestros pagos, Jorge Reales.
Jorge o “chuscha”, como lo llaman sus amigos, además de ser estudiante de música, es guitarrista y compositor, y a sus cortos 20 años de edad ya formó parte de diversas agrupaciones de rock, jazz, clásico, tango y folclore, en calidad de guitarrista eléctrico y acústico.
Mucho se podría decir de sus estudios o de su “currículum” musical, pero esta vez nos convocó el espectáculo que, dentro del ciclo “Escuelas de Música”, brindó aquella tarde-noche cordobesa.
Ya al entrar a la pequeña sala Luis de Tejeda, donde se desarrolla el ciclo, un ambiente casi hipnótico recibía al público, con una oscuridad sólo matizada por tenues luces azules, bien al fondo del escenario, y otra, clara y más intensa, iluminando a quien se disponía acariciar su instrumento.
Los temas fueron variados, sin un género fijo, pero en su totalidad, los aires de chacarera, canciones, zambas un tanto “jazzeras”, o el preludio de Bach con que se cerró la sesión, fueron interpretados con una gracia tal, que nos enorgulleció saber que este chango, que se asoma como un músico de primer orden, supo dar sus primeros rasguidos en guitarreadas catamarqueñas.
Con breves pausas en cada tema, en las que incluso soltó un afectuoso saludo para los pocos coterráneos que nos encontrábamos allí, la velada avanzó agradable, flotando junto al sonido de esas seis cuerdas que fueron hábilmente perturbadas para brindar armónicos paseos sonoros.
Ciertos fragmentos tenían el conocido efecto de erizar la piel, sobre todo aquellos de la canción “El lugar”, inspirado en nuestra añorada Catamarca; o “María”, con especial dedicatoria para una señorita muy allegada a Jorge, también presente aquella vez.
La sutil belleza de las interpretaciones regocijó los oídos de los presentes a lo largo de todo el espectáculo, que finalizó entre agradecidos aplausos y pedidos de más canciones. “Espero que hayan disfrutado”, fueron las últimas palabras de este talentoso catamarqueño antes de bajar del escenario.
Por nuestra parte, que se quede tranquilo, porque no solo disfrutamos de su brillante espectáculo, sino que, además, como catamarqueños, nos hizo sentir verdaderamente orgullosos. ¡¡¡Fuerte ese aplauso!!!


Patxi Uribe

1 comentario:

Anónimo dijo...

vamos pachi esta muy bueno el blog que no decaiga, subi la entrevista a carusso !!! el boita